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sábado, 23 de febrero de 2013
Acercarse a la vida y a la muerte del joven guerrillero Mateo Alcalá Cabanillas, apodado "El Berja", es adentrarse de lleno en la tragedia que sufrió nuestro país durante la posguerra, como epígono sangriento de un golpe de estado que comenzó un fatídico 17 de julio de 1936. Y es que la guerra y las matanzas no finalizaron el 1º de abril de 1939. Todos aquellos vencidos que no pudieron huir al extranjero, fueron encarcelados, torturados, expoliados, desterrados, vejados, y asesinados. Los demás, para salvar sus vidas, huyeron al monte. Son ... ¡los de la sierra!.
La familia Alcalá Cabanillas provenía de la cordobesa y anarcosindicalista ciudad de Bujalance. La componían el padre, Manuel Alcalá Rodríguez y la madre, Concepción Cabanillas Chocero. De su unión nacieron por lo menos tres hijos que sepamos, Tomás, Manuel y Mateo.
Mateo Alcalá Cabanillas, pese a su juventud (apenas 20 años) había sido sargento en la 88 Brigada Mixta del Ejército Popular, cuyos comandantes eran los famosos y luego guerrilleros antifranquistas,Juan y Francisco Rodríguez Muñoz, conocidos como los "Jubiles" o "Juíles". A Mateo le cogió el final de la guerra en las sierras cordobesas. Mientras los hermanos Jubiles decidieron continuar la lucha, Mateo se reencontró con su familia en Montoro, donde probablemente habían sido desterrados. Poco después de finalizada la contienda la familia Alcalá dio cobertura en su cortijo de manera permanente a los hermanos y compañeros de los Jubiles; lo que provocaría muy pronto la detención de su madre, Concepción Cabanillas Chocero, por parte de la Guardia Civil y el ingreso de Mateo en un "Batallón de Soldados Trabajadores" con destino en Jerez de la Frontera.
Mateo escapó del batallón esclavo en mayo de 1942, incorporándose de inmediato al grupo guerrillero de los hermanos Jubiles, participando ya en julio de ese año en los golpes de mano dados en Montoro y Pedro Abad.
Acosados siempre por la Guardia Civil y los Guardias de Campo que custodian los latifundios de los terratenientes, el grupo guerrillero llega a tener en muchos momentos una "vida casi normal", donde hasta hay tiempo para las relaciones sentimentales, como la que matendría Mateo con Julia Martínez Pérez, quedando ésta embarazada del hijo al que nunca conocería su padre. Corría el año 1943, y sin que sepamos el motivo o la causa, Mateo Alcalá y su hermano Manuel se pasan a otro de los grupos guerrilleros que actúan por la zona, la conocida como partida del "Obispo de Cardeña", de filiación comunista, y nada proclive a "mezclarse" con los anarcosindicalistas de los hermanos Jubiles, según el único superviviente de la partida ácrata, José Moreno Salazar "Quincallero".
El año 1943 sería el peor para los hermanos Alcalá Cabanillas. Su madre se encontraba cumpliendo condena de 30 años en la cárcel provincial de Córdoba; y su padre, Manuel Alcalá Rodríguez, muere a manos de las fuerzas represivas el uno de junio, cuando éstas intentan localizar sin éxito a los dos hijos "huídos". Un hermano suyo, Tomás, también sería asesinado, aunque hasta el momento no tenemos más información, salvo la dejada por Mateo.
Como decíamos antes, Mateo y Manuel Alcalá se unieron a la partida comunista de Juan Cachinero Montoro, "El Obispo de Cardeña", al que pertenecía también el marmolejeño Baldomero Arévalo García, conocido con el sobrenombre de "El Buengusto". Los acontecimientos se precipitan, y un 5 de enero de 1944, en el cortijo de Las Fresnillas (Marmolejo), el teniente de la Guardia Civil Manuel López Bonias detiene e interroga al casero Manuel Martínez Martínez, a su esposa Elena Pérez Contreras, y a su hija, Julia Martínez Pérez, novia (quizás esposa) de Mateo Alcalá. También detienen e interrogan a Teresa Garrido Molina, casera de la "Casilla del Peligro", lugar que también frecuenta la guerrilla antifranquista.
Los maltratos y vejaciones contra Julia Martínez hacen su efecto, y la madre, incapaz de soportar el martirio de su hija, le indica al teniente de la benemérita el lugar donde con toda probabilidad se encuentra la partida de "El Obispo de Cardeña", incluido su yerno Mateo. Este lugar no es otro que elCortijo de Loma Candelas, regentado por el enlace de la guerrilla Ramón Lara Gómez, "Larica", y su esposa, Ana Peña Pedrajas. Allí se presentaron, a los dos días de la matanza de los hermanos Jubiles en Mojapiés (Montoro), 21 números de la Guardia Civil de los puestos de Arjona, Arjonilla y Marmolejo, un brigada, un sargento, tres cabos, tres guardias municipales y de campo, así como el teniente Manuel López Bonias. El cortijo lo rodearon a las cuatro de la madrugada, lanzaron bombas de mano sobre el mismo y comenzaron la cacería de "rojos". Tras un tiroteo, donde utilizaron incluso aAna Peña Pedraja y a sus hijos (una de ellas fue herida en un muslo) como "señuelo" para hacerlos salir del cortijo, todos los huídos y el casero fueron literalmente acribillados a balazos por las fuerzas represivas. En el suelo quedaban tendidos los cuerpos sin vida de Juan Cachinero Montoro(Cardeña); Baldomero Arévalo García (Marmolejo); los hermanos Mateo y Manuel Alcalá Cabanillas (Bujalance) y el enlace de la guerrilla, Ramón Lara Gómez (Marmolejo). Cuatro, de los cinco asesinados, presentaban disparos de arma corta en la cabeza, y de las autopsias se desprende que algunos fueron rematados directamente en el suelo, sin posibilidad de defensa. Llama la atención, que en ninguno de los partes, hasta días después, se mencione que los guerrilleros respondiesen al fuego de la guardia civil. La celada había tenido éxito, y en menos de 48 horas habían sido eliminadas físicamente las partidas de los Jubiles y el Obispo.
Los cuerpos sin vida de los guerrilleros fueron transportados a Marmolejo y expuestos públicamente, para escarnio, advertencia y rueda de reconocimiento, desde las 8 de la mañana hasta las 14 horas de la tarde, momento en el que fueron trasladados al cementerio para las autopsias y posterior inhumación en una zanja abierta.
En el tiroteado cuerpo (ocho impactos) de Mateo Alcalá Cabanillas se encontraron dos hojas manuscritas y una fotografía dedicada. En el reverso de la misma se lee: "Para mi amado Mateo con cariño". Era la foto y las letras de su amada Julia Martínez, embarazada de nueve meses del hijo que nunca conocería. En las hojas manuscritas una elegía, un canto lírico desgarrador por la muerte de su padre y hermano; una proclama libertaria en defensa del ser humano, el trabajo y en contra del fascismo triunfante de la guerra. Mateo, en suma, no sólo honra a sus muertos, sino que declara la guerra al olvido, a la desmemoria, a llamarle a las cosas por su nombre, sin tener caer en los eufemismos y los parches de nuestra "modélica" y "exportable" transición.
Mateo escapó del batallón esclavo en mayo de 1942, incorporándose de inmediato al grupo guerrillero de los hermanos Jubiles, participando ya en julio de ese año en los golpes de mano dados en Montoro y Pedro Abad.
Acosados siempre por la Guardia Civil y los Guardias de Campo que custodian los latifundios de los terratenientes, el grupo guerrillero llega a tener en muchos momentos una "vida casi normal", donde hasta hay tiempo para las relaciones sentimentales, como la que matendría Mateo con Julia Martínez Pérez, quedando ésta embarazada del hijo al que nunca conocería su padre. Corría el año 1943, y sin que sepamos el motivo o la causa, Mateo Alcalá y su hermano Manuel se pasan a otro de los grupos guerrilleros que actúan por la zona, la conocida como partida del "Obispo de Cardeña", de filiación comunista, y nada proclive a "mezclarse" con los anarcosindicalistas de los hermanos Jubiles, según el único superviviente de la partida ácrata, José Moreno Salazar "Quincallero".
El año 1943 sería el peor para los hermanos Alcalá Cabanillas. Su madre se encontraba cumpliendo condena de 30 años en la cárcel provincial de Córdoba; y su padre, Manuel Alcalá Rodríguez, muere a manos de las fuerzas represivas el uno de junio, cuando éstas intentan localizar sin éxito a los dos hijos "huídos". Un hermano suyo, Tomás, también sería asesinado, aunque hasta el momento no tenemos más información, salvo la dejada por Mateo.
Como decíamos antes, Mateo y Manuel Alcalá se unieron a la partida comunista de Juan Cachinero Montoro, "El Obispo de Cardeña", al que pertenecía también el marmolejeño Baldomero Arévalo García, conocido con el sobrenombre de "El Buengusto". Los acontecimientos se precipitan, y un 5 de enero de 1944, en el cortijo de Las Fresnillas (Marmolejo), el teniente de la Guardia Civil Manuel López Bonias detiene e interroga al casero Manuel Martínez Martínez, a su esposa Elena Pérez Contreras, y a su hija, Julia Martínez Pérez, novia (quizás esposa) de Mateo Alcalá. También detienen e interrogan a Teresa Garrido Molina, casera de la "Casilla del Peligro", lugar que también frecuenta la guerrilla antifranquista.
1. Reconstrucción de los impactos de bala recibidos por Mateo Alcalá |
Los maltratos y vejaciones contra Julia Martínez hacen su efecto, y la madre, incapaz de soportar el martirio de su hija, le indica al teniente de la benemérita el lugar donde con toda probabilidad se encuentra la partida de "El Obispo de Cardeña", incluido su yerno Mateo. Este lugar no es otro que elCortijo de Loma Candelas, regentado por el enlace de la guerrilla Ramón Lara Gómez, "Larica", y su esposa, Ana Peña Pedrajas. Allí se presentaron, a los dos días de la matanza de los hermanos Jubiles en Mojapiés (Montoro), 21 números de la Guardia Civil de los puestos de Arjona, Arjonilla y Marmolejo, un brigada, un sargento, tres cabos, tres guardias municipales y de campo, así como el teniente Manuel López Bonias. El cortijo lo rodearon a las cuatro de la madrugada, lanzaron bombas de mano sobre el mismo y comenzaron la cacería de "rojos". Tras un tiroteo, donde utilizaron incluso aAna Peña Pedraja y a sus hijos (una de ellas fue herida en un muslo) como "señuelo" para hacerlos salir del cortijo, todos los huídos y el casero fueron literalmente acribillados a balazos por las fuerzas represivas. En el suelo quedaban tendidos los cuerpos sin vida de Juan Cachinero Montoro(Cardeña); Baldomero Arévalo García (Marmolejo); los hermanos Mateo y Manuel Alcalá Cabanillas (Bujalance) y el enlace de la guerrilla, Ramón Lara Gómez (Marmolejo). Cuatro, de los cinco asesinados, presentaban disparos de arma corta en la cabeza, y de las autopsias se desprende que algunos fueron rematados directamente en el suelo, sin posibilidad de defensa. Llama la atención, que en ninguno de los partes, hasta días después, se mencione que los guerrilleros respondiesen al fuego de la guardia civil. La celada había tenido éxito, y en menos de 48 horas habían sido eliminadas físicamente las partidas de los Jubiles y el Obispo.
Los cuerpos sin vida de los guerrilleros fueron transportados a Marmolejo y expuestos públicamente, para escarnio, advertencia y rueda de reconocimiento, desde las 8 de la mañana hasta las 14 horas de la tarde, momento en el que fueron trasladados al cementerio para las autopsias y posterior inhumación en una zanja abierta.
En el tiroteado cuerpo (ocho impactos) de Mateo Alcalá Cabanillas se encontraron dos hojas manuscritas y una fotografía dedicada. En el reverso de la misma se lee: "Para mi amado Mateo con cariño". Era la foto y las letras de su amada Julia Martínez, embarazada de nueve meses del hijo que nunca conocería. En las hojas manuscritas una elegía, un canto lírico desgarrador por la muerte de su padre y hermano; una proclama libertaria en defensa del ser humano, el trabajo y en contra del fascismo triunfante de la guerra. Mateo, en suma, no sólo honra a sus muertos, sino que declara la guerra al olvido, a la desmemoria, a llamarle a las cosas por su nombre, sin tener caer en los eufemismos y los parches de nuestra "modélica" y "exportable" transición.
Fragmento de la elegía |
Ahora que estamos tranquilos,
yo le voy a dedicar,
un recuerdo a mi padre,
que no lo puedo olvidar.
También me acuerdo bastante
de mi querido Tomás,
porque también ha sido víctima
del Fascismo criminal.
Dios no existe, ni yo creo,
soy ateo natural,
y a mis queridas familias,
yo los tengo que vengar.
El día 1º de junio
del año 43
murió mi querido padre
por una canalla cruel.
Que lo tenga muy presente
y muy alto se lo digo,
que lo tengo que matar,
por criminal y asesino.
Padre:¿qué delito cometiste
para que a tí te mataran?
¡que me había tirado a la sierra
para que no me fusilaran!.
Y eso es delito, cobardes,
subid vosotros a buscarme
y si me cogéis matarme.
Pero no atentar
en contra de un indefenso
más honrado que vosotros
y más bueno, por hechos.
¿Qué delito ha cometido
un hombre que toda su vida
ha vivido del trabajo
manteniendo a su familia,
sois reptil de profesión,
y no lo podéis negar,
tenéis mirada de asesinos,
y cara de criminal.
Fieras sin instinto humano,
tigres sin corazón,
que estáis chupando la sangre,
del noble trabajador.
El que esto os dirige,
es el hijo y el hermano,
de aquellos dos que matasteis,
con vuestra mano, tiranos.
Hoy, XIX, X, MCMXLIII
(19.10.1943)
Mateo Alcalá Cabanillas, “El Berja”.26 años.
Fragmento final de la elegía |
Mateo Alcalá Cabanillas, y los cuatro maquis restantes asesinados un 8 de enero de 1944 en Loma Candelas, yacen en una fosa común en el cementerio de Marmolejo, entre el mito y la realidad, entre el olvido y la memoria. ¡Dignidad, memoria y verdad!, es lo que necesitan los allí enterrados, que no son cuatro, sino cinco, seis e incluso siete, las víctimas de la barbarie, las víctimas, como dice Mateo, del Fascismo con mayúscula.
Sólo necesitamos un permiso familiar y con él exhumaremos la fosa para dar digna sepultura a unos hombres cuyo único delito fue oponerse a un golpe de estado militar.
Fuentes:
- Archivo Histórico Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla.
- Imagen 1: Reconstrucción hecha por Juan Manuel Guijo Mauri, bioarqueólogo doctor, a partir de la documentación escrita de las autopsias en el cementerio de Marmolejo, que nosotros le enviamos en su día.
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