Un gorrión

Un paxaro ilumina a estadía do presos.
“Lo más interesante ha sido una cría de gorrión que cayó en el patio, a la que su madre putativa estuvo intentando sacar de allí durante tres días. Nosotros mimamos a la cría a base de pan y agua, hasta que pudo volar. Allí nos tenías a 25 tíos, sentados en el suelo, contemplando, como tontos, los revoloteos del gorrión que, por la noche, dormía en la despensa”.
Jose Torregrosa, preso no 1972
https://josetorregrosa.wordpress.com/2012/07/01/cartas-desde-mi-celda-15/

Cartas desde mi Celda (15)

PÁJARO EN LA JAULA (EL GORRIÓN DE LA COMUNA)

CARTA G., mayo,1972

Querida familia:

Son las ocho. Acabamos de cenar y estoy en la sala de lectura. En la tele, cantan los Beatles. Veamos: enfrente, sobre la biblioteca, en mi vaso amarillo, las ramas de pino y las flores de tojo, actual orgullo de la Comunidad. Más noticias de floricultura: la maceta [de la celda] está echando flores y dos nuevas ramas.

Me decidí por leer La Madre de Gorki. Mami, le dije al papá que te la comprara y la leyeras. En este momento, podría serte de utilidad. Supongo que echarás una lagrimita que otra, leyéndola. No te preocupes: eso le ha pasado a muchas madres. Cuando la madre de Jorge estaba muy preocupada por él, yo se la regalé. Voy por la página 150. El 50% de las situaciones suenan a vividas. A ti te va a pasar lo mismo. Imagínate al hijo, metido en la cárcel; un registro… En fin, la vida. La novela acaba mal; pero, es una novela, claro… Tú prueba. Si sufres demasiado, la dejas.

El sábado, por culpa de la tele, ante la ausencia de espectadores, tuvimos que dejar el estreno. Lo haremos mañana.

Pedí a Santa Marina [al Centro Social, donde estaba «en depósito» mi biblioteca, como se cuenta en otro sitio] las obras de Jardiel Poncela. La madre de Laura [Landeira; Hortensia Landeira Pontijas, hija de Ambrosio, un histórico del PCE. Era pintora. En su biblioteca socializada aprendieron Democracia muchos trabajadores de Bazán.] volvió a mandar recuerdos. Me traen y me llevan recuerdos de X-3.

Hortensia Landeira, que murió con un ejemplar de “La Madre” de Gorki en las manos.

Sánchez se marchó el domingo, dejándonos como recuerdo un cajón de orejas (de migas de orejas), que fueron gratamente consumidas. Ese mismo día, nos volvimos todos patriotas: vimos, entero, el Desfile de la Victoria, por si acaso. [El 19 de mayo se celebraba la entrada de Franco en Madrid]. Por la tarde, Mundo Camp y ese tipo de cosas.

Otra nota de actualidad: ha habido una boda en la cárcel. Un común que, al parecer, va a pasar una temporada a la sombra, quería casarse. No sé aquí pero creo que, en otras cárceles, los dejan seis horas de convivencia. Debe de resultar bastante patético.

El tiempo anda bastante locuelo y llueve («el patio de la cárcel no es particular…») y calienta el sol por franjas.

Ah, el papá ha «ligado» con una de las visitantes. Habrá que vigilarlo. [De nuevo el deseo de quitar hierro a la situación. Una broma de mal gusto, desde luego. De estar fuera, no me hubiese atrevido.]

Mi último capricho es una pipa. Ya hay dos en la Comunidad. Me dejan echar un chupeteo de vez en cuando; pero no es cuestión de abusar del sentido comunitario.

Hoy os mandé el pantalón azul. A pesar de mi incursión con la aguja, se ha derrumbado y tiene dos grandes boquetes. No tengo prisa: me quedan el gris y el caqui.

Los fans del parchís, en vista de la hostilidad general, han formado el «Grupo de Fuerzas del Parchís». Dejaron un mensaje en el encerado, metiéndose con los amigos del ajedrez. Una mano vengadora (la mía), borró lo de «FUERZAS» y los sustituyó por «BERZAS», lo que provocó un cabreo subterráneo. A veces, da la sensación de que estamos en un internado y somos chavales de quince años. Todo sea por el humor.

El Sr. Aneiros se recupera rápidamente. Hoy, en la visita, estaba a mi lado. Es un hombre todo humanidad y honradez, y muy culto. Me contaron que, estando en Bazán, después de la guerra, se dio cuenta de que [los obreros] no tenían cultura y empezó a leer libros por las noches, todos los días, hasta las tres de la mañana. Actualmente, tiene una formación enorme y muy amplia; eso, porque, al principio, leía todo lo que caía en sus manos.

Hablando de leer: he recibido la carta de Teresita, prometiéndome cacahuetes. El papá también me promete cacahuetes. Y, hoy, en la comida… ¡Nos dieron cacahuetes! Una cosa es que estemos, metafóricamente, enjaulados y otra… (Es broma: mandad todos los cacahuetes que queráis…) Se lo dije al papá: lo que hace falta ahora es fruta. De las delicias culinarias últimas, destaquemos el pulpo y las sardinas frescas.

Se van a reestructurar las clases de inglés. Pasan a las 3.30, con lo que la «redención» se acabó. Lo agradecerá, sin duda, mi cintura.

Necesito una pastilla de jabón: con esto de la limpieza intensiva, gasto mucho. También contó el papá que, en Guitiriz, hay sólo una viejecita. A ver si van Nana [veraneante habitual] y el resto.

Ahora ya es martes. Acabamos de desayunar. Anoche me leí de un tirón una de las obras traídas de Santa Marina. También empecé la de Simenón. Tengo mediada La Madre. De escribir, tengo dos cosas. Pendiente, la preparación del seminario de filosofía… Ya os dije que no sobraba mucho tiempo… Esta mañana, tenemos ensayo. Sólo somos 25 y los turnos de trabajo (platos y limpieza) van de dos en dos. Se estabilizó el turno y me toca con Cacahuete[Manuel Soto]. A mí me llaman «el Teatrero», para que se vea que nadie se libra de su correspondiente mote.

Hasta la próxima. José.

[Escrito en el reverso de la hoja]

Jueves noche.

Querida familia:

Como ya os diría el papá, esta carta no pudo salir el martes porque me olvidé de entregarla. Novedades: pan de brona, arenques ahumados, fresas con nata, etc. (Mami, cuando te vengan con cuentos de la comida, explícales qué ocurre con mis pantalones.)

Lo más interesante ha sido una cría de gorrión que cayó en el patio, a la que su madre putativa estuvo intentando sacar de allí durante tres días. Nosotros mimamos a la cría a base de pan y agua, hasta que pudo volar. Allí nos tenías a 25 tíos, sentados en el suelo, contemplando, como tontos, los revoloteos del gorrión que, por la noche, dormía en la despensa.

El martes tuvimos un éxito (yo un dolor de garganta supletorio, como siempre). Además, logré que se me llenaran los ojos de lágrimas. Eso hace siempre mucho efecto. Ya andamos trajinando otra [obra de teatro].

Se han ido dos más. Cada vez que uno se va, el día anterior y hasta que cruza la puerta, nos ponemos todos muy contentos, gastamos bromas y nos reímos. Así, los que se van, se van con pena y los que nos quedamos nos sentimos más fuertes.

Son las 10.15. Estoy en la celda con la ventana abierta de par en par. Hace mucho calor. Todavía no ha anochecido del todo.

Las nuevas ramas de pino adornan la biblioteca también. Ya he visto el libro inglés que me trajo hoy el papá. De perspectivas de salida, la cosa sigue igual: es hoy, o mañana, o pasado mañana, o al otro… Vosotros, tranquilos. Hoy tuve recuerdos de X-3 y del chófer de La Voz.

Vimos anunciado en el Ideal unos festivales de ópera en Coruña para agosto: yo ya he hecho mi programa. Y en Coruña, también, el Radio-Teatro, que es una cosa como el Teatro Argentino, al que el año pasado habíamos ido Eduardo, Jorge, Pancho y toda la manada.

Esta portada no pasaba censura si no se forraba con papel de estraza

Voy a acostarme a leer la novela de Simenón. A ver si no me olvido mañana de la carta. Tío Vicente, cuando tengas vacaciones, ¿por qué no os animáis?

(Publicado en DIARIO DE FERROL)